Con 32 disparos y 31 convertidos, Néstor Ortigoza ostenta una efectividad desde los 12 pasos que ni los más grandes astros del fútbol mundial pueden alcanzar.
Se para completamente recto al arco sobre el límite de la medialuna o, incluso, un par de metros más atrás. Cuando el referí da el pitazo acelera como una locomotora. La marcha hacia la pelota, siempre veloz, tiene sin embargo un par de cambios de ritmo. Una o dos veces a lo largo de su carrera el paso se acorta. A veces, desacelera un poco justo antes de patear. Pero, como sea, el impacto es a toda velocidad y con el cuerpo bien pesado sobre el balón. El resultado siempre es el mismo: gol.
Una sola vez Néstor Ortigoza, el volante de San Lorenzo y de la Selección de Paraguay surgido de Argentinos Juniors, vio cómo su penal no alcanzaba el objetivo. Fue el 14 de abril de 2012 en la Bombonera. Aquella vez San Lorenzo hizo de local en la cancha de Boca frente a Godoy Cruz por la fecha 10 del Torneo Clausura. Su equipo ya ganaba 1 a 0 cuando a los 14 minutos del primer tiempo se paró frente a la tribuna que da a los terrenos de Casa Amarilla para ejecutar su penal número 21. Jamás había errado. Enfrente estaba Nelson Ibáñez. No hubo grandes diferencias respecto de sus ejecuciones anteriores. Tal vez se paró un poco menos recto, levemente perfilado. Cambió dos veces el paso en su carrera y se frenó un poco antes de impactar. La pelota salió a media altura y esquinada, pero el arquero logró rechazar el disparo. Sería fácil decir hoy, viendo el video una y otra vez, que el remate fue un poco anunciado. Es lo que se suele decir cuando un penal no termina en gol. Lo cierto es que nunca había fallado y nunca más volvió a errar. En total, el mediocampista pateó 32 veces, 3 de ellas en definiciones por penales, y anotó 31.
Si se analiza la infografía, puede verse que 18 veces escogió la derecha del arquero y 14 la izquierda. Y si bien nunca patea al medio, no todos los penales van bien esquinados. Prefiere patear abajo o a media altura. Rara vez busca el ángulo superior.
Pero, ¿por qué es tan bueno Ortigoza ejecutando la pena máxima? Él cuenta que de chico iba con su tío a torneos de penales, en la zona oeste del conurbano bonaerense, en los que se apostaba dinero. De allí tal vez venga esa capacidad para patear con presión. Ningún hincha de San Lorenzo olvida aquel penal que convirtió frente a Instituto cuando el equipo de Boedo jugaba la Promoción para permanecer en Primera. O, más cerca en el tiempo, el disparo que le dio a San Lorenzo el 1 a 0 frente a Nacional de Paraguay y su primera Copa Libertadores. Pero más allá del coraje, el volante nacionalizado paraguayo tiene una técnica: espera a que el arquero se mueva para decidir a último momento a dónde rematar. Y si el guardavalla no se mosquea, tiene un plan B: fuerte a un palo. Sin embargo, hasta acá ninguna razón parece demasiado decisiva. ¿Cuántos jugadores hay que también se toman su tiempo para ver qué hace el arquero? ¿Y cuántos más practicaron toda su vida la ejecución? Lo que tiene Ortigoza, y no suele verse en otros futbolistas, es aceleración y seguridad en su carrera. Y si a eso le sumamos que decide a último momento el lugar del disparo, estamos ante un talento extraordinario.
Con una efectividad del 97 por ciento, está muy por encima incluso de los grandes jugadores del planeta, argentinos o extranjeros. Si consideramos a aquellos que patearon más de 20 veces (un piso arbitrario pero necesario para filtrar a quienes pueden tener una efectividad mayor pero sin demasiados remates en su haber), Ortigoza supera ampliamente a Mario Balotelli (92 por ciento de acierto por haber convertido 23 de 25), a Cristiano Ronaldo (86%), a Sergio Agüero (85%) y a Lionel Messi (80%), por citar solo a algunos de los más renombrados jugadores en actividad.
Los arqueros saben de su récord y lo estudian, pero aun así no pueden detener sus disparos. La historia de Ortigoza y los penales se reescribe cada vez que suma uno más a su cuenta. ¿Quién osaría ejecutar un penal con él en cancha? Las tres veces que le tocó participar de una definición por penales fue el primero en ir hacia la pelota. Solo un jugador se hizo cargo de un penal con él en el campo de juego. Fue Leonardo Pisculichi, que anotó así en la derrota como local de Argentinos 1-2 frente a Newell´s por el Apertura 2004. Claro, se trataba del segundo partido de Ortigoza en Primera.
Fuente: DXTV

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