domingo, 19 de julio de 2009

SE LIMPIAN SOLOS

Adrián González demostró con su último acto en San Lorenzo, que lo que la gente decía y opinaba de él, no distaba mucho de la realidad.
El ex capitán, por lo bajo empezó a tejer su salida del club. Habló con los brasileños de San Pablo, se presentó en Agremiados para que lo informen de su situación, y cuando le quedó todo claro, ahí apretó las clavíjas, presionó y se fué.
San Lorenzo en los últimos tiempos llenó su plantel de jugadores que se fijaron y se fijan mas en su billetera que en la gloria institucional y personal.
Muchos jugadores de otros equipos -ganadores ellos- prefieren quedar en la foto del equipo, en la historia de la institución, que tener un departamento en Miami o un cero kilometro en la puerta, porque saben que logrando títulos y prestigio, lo otro llega sólo, por decantación.
Muchos de los jugadores que jugaron con la ilusión del hincha de San Lorenzo, aquellos que por trescientos míseros dólares, perdieron la posibilidad histórica de ganar la Copa Libertadores con una de las instituciones mas grandes de Sudamérica; hoy tratan por todos los medios de irse -o escaparse- del club.
Se limpian sólos, ya que algunos dirigentes y el cuerpo técnico no los limpiaron.
No soportan la presión de la hinchada mas grande del fútbol argentino.
Los dirigentes ahora tienen la obligación de cambiar la imágen de un plantel que está en la mira del hincha.
Hay ejemplos a seguir, no hace falta nombrarlos para saber de que clubes estamos hablando.
Una canción de protesta de la "Gloriosa hinchada de San Lorenzo" dice: "Queremos, Camboyanos, queremos Matadores, queremos jugadores que sientan los colores, basta de fracasados, jugadores mediocres....".
Hoy el club tiene graves problemas financieros, producto del pago de haberes a profesionales poco profesionales.
Todos los que tengan posibilidades de apoyar, deben apoyar. Hago referencia a los empresarios, a los dirigentes, a los hinchas que siempre están a pesar de todo y por supuesto a los jugadores, pero a los jugadores que quieran ser parte de un club gigante que necesita rearmarse y volverse a poner de pie.
A los otros, a los que se siguen fijando en su cuenta bancaria y no en la vuelta olímpica, tomenselá, pero bien lejos, sepan que la gente no los quiere, sepan que con el paso del tiempo serán recordados como verdaderos perdedores, y tal vez desde lejos puedan darse cuenta del lugar y la camiseta que estaban vistiendo.
GUSTAVO BENNASAR

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