San Lorenzo se vió claramente perjudicado en su visita a Victoria.
El 3-4 final es simplemente el colorario de la actuación de la terna arbitral comandada por Germán Delfino.
Un primer tiempo chato y unos segundos 45 minutos dónde se mataron a goles .
Tigre se puso 1 a 0 a los 7 minutos y El Ciclón lo dió vuelta con dos golazos. A los 13 Blandi de vaselina y a los 15 Merlini también picandola por arriba de Ibañez para poner el 2 a 1.
Con dos golazos San Lorenzo se puso arriba y lo pudo haber liquidado en un par de contragolpes dónde no lo supo definir, sobre todo una definición lenta de Blandi, cuando quedó mano a mano con el "1" local.
La flaqueza defensiva del Ciclón quedó otra vez de manifiesto a los 29 cuando Tigre logró el 2 a 2.
A los 39 minutos San Lorenzo fue y Merlini -otra vez- logró de cabeza el 3 a 2 para el conjunto de Boedo.
Cuándo parecía que el triunfo estaba asegurado, aparecieron en escena Delfino y el línea que marcaba el ataque del conjunto local.
A los 43 minutos Delfino -volvió a hacer de las suyas contra San Lorenzo, como tantas veces- cobró penal para el local por una insólita mano que le sancionó al chileno Paulo Díaz. La pelota le rozó la mano y sancionó sin dudar la falta. Luna lo convirtió en gol y de esa manera Tigre llegaba injustamente al empate.
Como si esa sanción alevosa no hubiera sido suficiente, dos minutos mas tarde, terminaron de realizar su trabajo, convalidando el 4º gol al local en un off side escandaloso que el línea -el mismo que en el primer tiempo le sancionó una posición adelantada a Blandi (su remate dió en el travesaño) cuándo estaba habilitado- no lo vió estando en una posición privilegiada.
Fue derrota. Pero fue uno de esos arbitrajes que no se olvidan por lo escandaloso y perjudicial para uno de los equipos -en este caso San Lorenzo-, que ve como por errores u horrores arbitrales se empieza a despedir del torneo.
domingo, 2 de abril de 2017
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