
El sueño de Viggo de poder construir una capilla en plena ciudad deportiva se cristalizó hace unos meses, y a partir de ese momento, miles de cuervos comenzaron a soñar con poder celebrar sus ceremonias religiosas en el ámbito más sanlorencista de todos.
Ese era el sueño de Rubén y Nadia y pudo cumplirse el último 4 de diciembre cuando recibieron la bendición de sus anillos en una austera pero emotiva ceremonia llevada a cabo por el Padre Joaquín, un joven sacerdote que generalmente se encarga de las misas en la capilla y que realiza un gran trabajo social en el barrio.

Desde mi lugar de redactora es difícil pormenorizar más detalles de esta emocionante noche, no sólo porque el sueño de Rubén y Nadia es el sueños de cientos de cuervos, sino porque en este caso particular esa noche la compartí con mis mas grandes afectos y esos dos chicos que cristalizaron su amor en la Capilla del “Club” son mi hermano y mi cuñada.
MARIANA GENTILE
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