sábado, 24 de enero de 2009

SIETE AÑOS DESPUES

El 24 de enero de 2002 San Lorenzo venció por penales a Flamengo de Brasil y conquistó el primer título internacional de su historia, la Copa Mercosur. Aquella postergada final frente al conjunto carioca tuvo todos los condimentos y estiró el sufrimiento de un pueblo azulgrana acostumbrado a las grandes hazañas. Sebastián Saja y Diego Capria terminaron siendo las figuras de un equipo que se destacó por su solidez en todas las líneas y que cerró un año brillante con dos títulos.

Para la gente de San Lorenzo el sufrimiento es una marca registrada y en la primera conquista internacional ese sentimiento no podía estar ausente. La postergación de la segunda final que debía jugarse el 19 de diciembre de 2001 en Buenos Aires abrió un gran interrogante y también una inmerecida sensación de angustia, es que el conjunto de Manuel Pellegrini había conseguido un valioso empate en 0 en el juego de ida en el Maracaná y había dejado al “Fla” contra las cuerda para la revancha (hay que recordar que los brasileños en el mismo momento en que se jugaban la chance de conseguir el bicampeonato sudamericano, peleaban por no descender a la segunda división del certamen brasileirao). Además, San Lorenzo atravesaba su mejor momento futbolístico, luego de imponerse categóricamente al Corinthians en las semifinales y de haber cosechado una mínima ventaja en la primera final. Pero, los problemas políticos que se sucedían en Argentina, con estado de sitio decretado esa misma noche del partido, y con la renuncia del Presidente De La Rua después, dejaron el partido en un segundo plano y la incógnita abierta respecto de la futura fecha de desenlace.

Luego de pasada la convulsión nacional, y en momentos en que nuestro país cambiaba de autoridad nacional todos los días, se resolvió que la batalla por la Mercosur se desarrollaría el 24 de enero del año siguiente.

Allí comenzaron las dudas y las certezas, la ventaja que poseía el conjunto de Boedo ya no era tal y había que barajar y dar de nuevo. La fecha estipulada para el 24 de enero marcaba grandes vacilaciones y desventajas en algunos aspectos. Para esa fecha, el conjunto había terminado la temporada, se había ido vacaciones y había vuelto a los entrenamientos los primeros días de enero para iniciar la pretemporada que se llevó a cabo en Mendoza. Además, el gran goleador de la copa Bernardo Romeo, había sido transferido al Hamburgo alemán y resultaba una baja importante para los del “ingeniero”. Por otra parte, lo positivo se desprendía de las recuperaciones de Raúl Estévez y Alberto Acosta, quienes lesionados en diciembre no podían estar en las finales.

En la otra vereda, el Flamengo tenía la ventaja de estar en competencia ya que durante enero en Brasil se disputan los campeonatos estaduales, y de poder contar con su máxima figura, el serbio Dejan Petkovic, quien había sufrido molestias en el juego de ida y se dudaba de su presencia en la vuelta. Lo negativo pasaba por las ausencias importantes que también contaban los cariocas luego de los alejamientos de sus atacantes titulares Edilson (Cruzeiro) y Reinaldo (San Pablo).

Así se llegó a la noche del 24, con un Nuevo Gasómetro repleto, con el árbitro Oscar Ruiz de Colombia encargado de impartir justicia.

El partido fue trabado, parejo y tuvo como condimento superlativo los nervios lógicos de los jugadores dentro del campo y de los hinchas desde las tribunas. El momento de mayor zozobra fue cuando sobre el minuto diez del primer tiempo, el delantero Leandro Machado puso el 0-1 parcial y dejó helado al Nuevo Gasómetro en pleno verano. A pesar de las ganas, y de la poca fortuna, los minutos pasaban y San Lorenzo no podía revertir la situación. Hasta que a los 22 del segundo tiempo, un desborde hasta el fondo de Walter Erviti, terminó, luego de un rebote en Julio César, sirviendo de asistencia para que Raúl Estévez de media vuelta pusiera las cosas como al principio. Fue el 1 a 1 que no se movió hasta el final del partido.

Y si algo le faltaba a tamaño sufrimiento, era llegar a los penales y la forma en que se desencadenó esta definición. En el inicio de la serie Saja contuvo el primero frente Juan, pero los yerros de Acosta y Serrizuela, y las anotaciones de Petkovic y Andrecinho, dejaron al Flamenco 2 a 0 arriba y al ciclón cerca del abismo. En ese momento aparecieron las conversiones de Leandro Romagnoli y Lucas Pusineri, y se magnificó la figura de Sebastián Saja, que convirtió el último de la serie de cinco, y atajó el siguiente a Roma, dejando la definición final a Diego Capria, quien con un derechazo fuerte venció al internacional Julio Cesar y soltó el delirio en Boedo.

Habían pasado 41 años de aquella Copa Libertadores, (primer certamen sudamericano oficial de clubes) regalada incompresiblemente. Y San Lorenzo tuvo revancha, porque logró romper la reinante hegemonía brasileña y dejar la última edición de este certamen para el fútbol argentino. La Copa Mercosur desde hace siete años es del Ciclón y estará para siempre en CASA.

Mariana Gentile

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